Llego al training room, y resulta que era la última. 19 personas en la clase, la cual acababa de comenzar y me arrastran una silla. Se presenta quien será nuestro profesor por los próximos 2 días: un croata, metro y medio, ex militar en la guerra de Croacia, bastante rudo pero muy cómico. Como su supervisor, un tipo de Kosovo, también ex militar en la guerra de Kosovo, primer staff nacional de la UN cuando se instalaron allá, y más rudo aún que el otro. Comienza el training y al principio es pura teoría. Explicación de los riesgos a que estamos expuestos (por supuesto ahí te aterrorizas hasta el punto que piensas ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Yo qué me creo, Superman?), posibles células terroristas, ataques ocurridos, facts de Sudán en general, costumbres para saber acoplarse, curso de viajes por tierra, responsabilidades del líder del convoy, entre otros. También dentro del propio salón nos hacían ejercicios prácticos, como por ejemplo comunicación por radio. Nos daban varias situaciones y teníamos que reportarlas por radio y saber cómo reaccionar hacia las preguntas que nos hiciera la base. Elegida como primera voluntaria puse en práctica mis habilidades comunicacionales y logré solventar una situación donde explotó una bomba y tenía a 2 niños heridos frente mío sin el equipo necesario para ayudarlos. Esto implicó aprenderse las palabras claves de radio, sí como las que vemos en las películas (roger, stand by, over, say again, mayday, out), así como a deletrear letras con palabras (kilo, alpha, Charlie, umbrella, Quebec). En general muy divertido.
Llega la hora del almuerzo (pensando que iba a almorzar sola porque no conocía a nadie) y escucho: so Vanessa, where are you from? Resulta que era el de Kosovo. Empezamos a hablar (yo muy galla súper emocionada porque nunca había conocido a nadie de Kosovo) y me empieza a contar sobre la guerra y sus experiencias. Esa es una de las cosas que más me gustan de este trabajo, las personas y las historias con las que me encuentro. Es como estar dentro de una película. En este caso, me sentía hablando con el protagonista de The Hurt Locker, literalmente. Era igualito, de físico, la manera de actuar, de fumar, como le gusta estar solo y como por supuesto es adicto a la guerra. Las historias de esta gente son muy fuertes. Nuestro alrededor, un cafetín lleno de trabajadores de la UN de todo tipo de pasado, incluyendo decenas de peacekeepers de todas partes del mundo con su uniforme militar nacional respectivo. Miro alrededor y todavía no me creo que estoy adentro. Ni NYC ni Londres son las capitales del mundo, lo es este cafetín.
Al día siguiente era la parte “on the field”. Nos dividen en grupos de 3 y nos dan distintas horas para reunirnos en ciertos puntos. La primera parte, práctica en terreno minado, uno de las cosas que más me aterroriza de aquí. Por supuesto escogida como voluntaria nuevamente. Mi trabajo: acompañar al croata en una “misión”. En medio de nuestro camino, BOOM, explota mina antipersonas. Simulan el ruido, siento en el cuerpo un golpe por una especie de piedritas que hacían el papel de restos de bomba y el croata se lanza al piso actuando herido, por lo que a mí me toca aplicar lo aprendido en clase (porque además si lo haces mal este enanito te empieza a gritar army style). Llamo por radio, reporto dónde estamos y que mi compañero está herido, y mientras no puedo moverme de mi posición porque podría activar otra mina (conste que todo esto es outdoors, bajo un sol intenso como nunca y una temperatura de 48°C), tengo que calmar al croata que sangra y se quiere mover hacia mí para ayudarlo, pero que mientras se mueve puede caer en otra mina, y BOOM, podemos terminar los 2 muertos. Por suerte y buena estudiante, apliqué todo lo aprendido, me felicitaron por la psicología aplicada en el herido y salimos a salvo. Así seguimos actuando distintos escenarios, como por ejemplo en vez de ir caminando, encontrarse el terreno minado en viaje por carro, a lo que le agregan que el carro se está incendiando, por lo que tienes que saltar para escapar pero caer justamente sobre el track de los cauchos y caminar sobre él para asegurar que vas por camino seguro.
Segundo ejercicio, nos mandan a correr desaforadamente y nos frena kosovo. Nos empieza a explicar esta misión mega importante en la cual tenemos que llevar medicinas a niños en Darfur. En medio de la explicación empezamos a oír unos disparos y lo que logro ver son unos uniformes de guerra que vienen a nosotros. Desprevenida me lanzan al suelo, caigo sobre tierra y mini piedritas, se me rompe el blue jean en la rodilla izquierda, me rasguño y más tarde descubro que me sale el morado de mi vida. Me recuerdo que me tengo que arrodillar, con la cara a 2 cm de la tierra y las manos “where they can see them”. Me quitan mi UN ID y al que se atrevía a voltear a tratar de verle la cara a los tipos le daban un mini golpe indicándoles que jamás lo hicieran. Durante todo esto se oyen pistolas cargándose, gritos en árabe y en distintos dialectos, la alumna de mi lado derecho llorando y el alumno de mi lado izquierdo tratando de dárselas de héroe. Tercer escenario, checkpoint de rebeldes. Llegan unos tipos negros morados, vestidos de militares, con metralletas gigantes a tratar de sacarnos cualquier cosa que tuviésemos, cigarros, whisky, dólares. Es verdad que es un simulacro, y es verdad que sabes que todo es de mentira, pero lo hacen tan pero tan real y ya sabiendo que es un riesgo que estás corriendo en Sudán, la piel sí se te eriza. Además que, los contratados para amedrentarte son unos jóvenes de la milicia de Rwanda. Créanme, al verlos, sí pega el sustico. Último escenario, nos montan en unas camionetas para otra misión y somos emboscados por rebeldes del Sur. Nos bajan de los carros y me lanzan al piso, completamente flat sobre una tierra que quemaba y con las manos sobre la cabeza. Me quitan cartera, radio, celular y uno de los rebeldes trata de separarme del grupo pero trato de negociar con él que no lo haga. Te confunden tanto que se siente un poquito de verdad y llegan a poner a prueba tus reacciones. Nos quedamos sin medio de comunicación y nos preguntan, aja, y ahora ¿qué hacen en medio del desierto? Respuesta: nada, esperar. La base siempre va a tratar de contactarte y si no contestas sale a buscarte. Por lo que te queda confiar en tu equipo. Me sentía tal cual en las fuerzas armadas preparándome para una guerra o en un juego de nintendo en 3D.
Al final no fue traumático. Otros del training no piensan lo mismo. Asusta conocer al riesgo que uno se expone voluntariamente, más sabiendo que mientras hacías el curso, habían 3 UN staff secuestrados por rebeldes en Darfur y de los cuales se estaba negociando su libertad. Es interesante saber que la UN nunca va a pagar por ti, la UN no entrega ni un centavo, si alguien va a pagar por ti es tu gobierno y en el caso de que tu gobierno se niegue la responsabilidad pasa a ser del gobierno de Sudán. Así que sí, mi rescate depende de Chávez o Al Bashir. De todas formas sé que nada va a pasar y que todo esto es una experiencia de vida! Y sí pienso que es necesario el training porque a pesar de que es mentira y lo sabes, te das cuenta de muchas cosas que puedes hacer que no se te ocurrirían en el momento. Así que, un jean roto, un morado y rasguño en la rodilla y 2 días de deshidratación después, I´m ready to work in the field!