Wednesday, May 26, 2010

Los taxistas de aquí me hacen el día



Les presento a Hali, mi taxista de ayer. Un sudanés de Darfur, demasiado simpático que se mudó a Khartoum en el 2004 para poder vivir en paz. Aprendió inglés en 6 meses y lo habla perfecto, y su próxima meta era aprender español. Cuando le dije que era de Venezuela, lo único que pudo asociar era que si Guatemala quedaba cerca. Monto la foto porque quiero que vean el carro, que tiene la típica decoración de aquí: El “fur” a lo largo del tablero, que cuando le pregunté si tenía alguna razón de ser, me contestó “to make my car beautiful”, luego la tela morada de “cocodrilo” que cubre los asientos, el corazón sobre el tablero que se iluminana de 3 colores y dice I love you y la fancy caja de klennex. Y, por supuesto no puede faltar el símbolo de Toyota detrás del volante a pesar de que el carro es Hyundai. Yo, que en Caracas rezo para que los taxistas no me hablen, aquí me guindo a conversarles y me encanta todo lo que me cuentan. Gozo un mundo descubriendo gustos e historias de la gente en esta ciudad!

Monday, May 17, 2010

20 cosas más de Sudán o de su cultura...



1. En las series o películas cortan las partes de los besos y demás. Las escenas sexuales están prohibidas.

2. Las latas de refresco son las de antes, las que se les arranca el pedacito de aluminio, pero hay pepsi max :).


3. Si la novia antes de casarse es delgada, su abuela y mamá están encargadas a prepararles unos manjares a base de dulces y dátiles para que se engorden un poco. "A los sudaneses les gusta tener de donde agarrar". Esas fueron las palabras exactas que me dijeron.


4. En todos lados se va la luz y la vida continúa igual, sea en el trabajo, restaurant, gimnasio o tu casa. No hay sitio sin generador.


5. A pesar de que existen los coletos, no los usan. Prefieren estar arrastrándose por el piso con un paño mojado.


6. Los hombres son extra cariñosos entre sí, y se saludan con beso mientras a las mujeres sólo se les da la mano.


7. Les ponen una especie de pieles a los volantes. Al principio yo pensaba que era sólo un “estilo” pero después entendí que era por lo caliente que se ponen los volantes con el sol. La piel evita que se quemen al manejar. Le ponen lo mismo a los asientos pero para protegerlos.


8. Las fiestas necesitan tener un permiso especial si el anfitrión quiere que duren hasta pasadas las 11 de la noche.


9. Cualquier persona tiene autoridad para arrestarte por “reckless driving”. Si un ciudadano común considera que estás manejando sin cuidado pueden llevarte a la policía para que te arresten.


10. Al número 60 en inglés lo llaman siquixty y al 16 siquixteen. Al 6 si lo llaman six.


11. Todos los carros son sincrónicos.


12. No se puede usar camisas sin mangas, shorts o faldas por encima de la pantorrilla. Y por supuesto cero escotes.


13. Los tanques de agua están fuera de la casa y el sol y calor son tan fuertes que es casi imposible tener agua fría. Hay que bañarse ya pasada la noche o tempranito en la mañana, sino quemaduras de primer grado tendrás.


14. Las tribus en el Sur se marcan la cara para diferenciarse. Los Dinkas se hacen rayas horizontales en la frente, los Nuer se llenan la cara de puntos y los que todavía no me he aprendido el nombre se hacen unas especie de V en la frente.


15. Todavía se usan mucho los casettes.


16. Existen las policías religiosas entre los propios miembros de la comunidad que están fijándose todo el tiempo quién cumple y quién no.


17. No existen las alergias ni la sinusitis. El clima es tan seco que es imposible. Eso me hace FELIZ!


18. Mi palabra preferida en árabe es Alhamdulillah que significa algo parecido a Gracias al Señor.


19. Casi no usan servilletas de papel, todo es con kleenex.


20. Lo común es que las personas tengan 3 nombres de pila, Mai Malik Nahla, por ejemplo.

Saturday, May 15, 2010

Espérese 5 minutos que fue a rezar...


Espérese 5 minutos que fue a rezar…esas fueron las palabras que escuché cuando en mi primera semana aquí en Sudán fui a comprar un celular y la muchacha que vendía los equipos no estaba. Resulta que los musulmanes tienen que rezar 5 veces al día en un horario preestablecido, el cual podría variar levemente dependiendo de las circunstancias. El mismo escenario lo tuve el tercer día de oficina cuando tuve que ir al banco a cambiar dinero y al llegar a la puerta, la encuentro cerrada. Me giro a mi derecha y encuentro a mi lado a un hombre orando en el piso. Era el cajero del banco, por lo que tuve que esperar nuevamente otros 5 minutos para ser atendida. Igual me pasa a veces cuando llego a mi casa y no me abren la puerta, muchas veces significa que el guardia está rezando. Inclusive al tocar la primera vez y ver que no me abre espero unos minutos antes de volver a tocar, por no arriesgarme a interrumpir su rezo. Hasta he tenido que negociar con mi taxista de confianza a qué hora me va a buscar a los sitios de acuerdo a sus oraciones. Por ejemplo, me gusta salir del gimnasio alrededor de las 7.15pm y él siempre quiere encontrar la manera de cambiarme la hora para poder rezar en ese momento. A veces lo logra, pero también hay veces que le digo: “Mohammed, Alá will understand, trust me, please be here at 7.15”, y se va riéndose. Como me dijo Tina: “descubrieran esto en Venezuela y todo el mundo ya dijera que es musulmán sólo por tener esos “breaks” 5 veces al día”.

Aquí todo gira alrededor de los rezos; las reuniones, conferencias, almuerzos, etc., es correcto planificarlos de acuerdo a los horarios de rezo. Ahora estoy planificando una asamblea de todas las secciones de child protection de Sudán y tuve que coordinar el almuerzo y los coffee breaks según estos horarios. De acuerdo a lo que pregunté, estos son los 5 momentos: (i) Sobboh, alrededor de las 5.30 am porque debe ser antes del amanecer; (ii) Daohor, a la 1.30 pm; (iii) Asor, a las 4.30 pm, (iv) Maghrib, alrededor de las 7.15pm ya que debe ser antes de que anochezca y por último (v) Isha, que es a las 8.15pm. Las cumplen al pie de la letra. En la oficina, por ejemplo, a estas horas agarran su respectiva alfombra, que se turnan entre ellos, se van a una esquina y cumplen con el rezo. Colocan la alfombra en el piso, se arrodillan en dirección a la Mecca, pegan su cabeza contra el piso y alaban a Alá. Se paran, miran al infinito, y luego vuelven a arrodillarse. Hacen esta serie como 4 veces. Los rezos pueden realizarse en donde estén, los puedes ver hasta en medio de una acera, y como llevan su alfombrita a todas partes, no hay problema. En caso de que estés de viaje puede haber flexibilidad en los horarios, sin embargo debes cumplir con tus 5 oraciones.

La historia cuenta que antes eran 50 oraciones durante el día, pero que el Profeta Mohammed le pidió a Alá que por favor las redujera. Dios las redujo a 45. Fue de nuevo y las redujo a 30. Así hasta que llegaron a un acuerdo de 5. Impresiona la dedicación al Dios y a la religión. No critico esta práctica en absoluto, mas bien me parece muy bonito, me encanta que haya tanta devoción, siempre que esta no se deforme o se use como pretexto. Soy una fiel creyente de la libertad religiosa y la tolerancia hacia los demás. Me encantaría ver devoción como esta en todos los aspectos de la vida. ¿Se imaginan? Una devoción de este tipo por hacer el bien, o un compromiso de esta magnitud por cumplir nuestros deberes. Sería otro mundo.

Saturday, May 1, 2010

Not God but Alá


Hace unas semanas Valentina, Elena (2 venezolanas que también trabajan para la Unicef y que me han cuasi-adoptado) y yo, decidimos ir a ver una danza que hay todos los viernes en Omdurman en la cual veneran a Alá.

Como a las 4 pm salimos de mi casa (en realidad la casa de Nils pero el sí que me adoptó así que yo la llamo mi casa) siguiendo a un chofer de la Unicef para que nos guiara hasta el punto exacto en Omdurman, que es como decir que fuimos de Caracas a Guatire. Tratando de no perdernos y recordar el camino de regreso, Elena le tomaba fotos a todas las esquinas en las cuales cruzábamos para que al regresar pudiésemos ir pasando las fotos, hacer todos los cruces y no perdernos (por supuesto esta fue la cámara a la cual se le acabo la pila antes de regresarnos, pero eso es otra historia).

Estamos siguiendo al chofer y vemos que se mete hacia un cementerio. Lo primero que pensamos es “el pobre está perdido”, pero no, resulta que la danza era DENTRO del cementerio. Nos estacionamos a la orilla de unas tumbas y nos bajamos a inspeccionar. Había bastante gente, la mayoría vestida de blanco. A nuestra derecha una mezquita verde, a la izquierda una especie de mercadito (no se imaginen estructura ni nada, simplemente tarantines que freían comida, servían café y vendían un especie de collares) y todo lo demás tierra, tierra y más tierra en la cual reposan los difuntos. Aquí no utilizan urnas, simplemente envuelven el cuerpo en una sábana y lo entierran, y las lápidas son hechas con cualquier cosa, cartón, piedra, bambú, vimos hasta un caucho clavado en la tierra que hacía el papel de lápida.
Primero un pre show a la verdadera danza, llamada Sufi dance. Constaban de unos musulmanes, con instrumentos caseros haciendo una especie de rap árabe. Era bastante ameno, y uno que otro observador se les unía con algún baile o rima. Luego de esto tuvimos que esperar como una hora para ver “the actual prayer”, por lo que hablamos con locales, nos ofrecieron matrimonio como 3 veces, nos tomamos fotos con los niños, Elena y Valentina se atrevieron a tomarse un café con agua sacado de no sabemos dónde, y curioseando en general.

Empieza el ritual. Entran en viarias filas hombres vestidos de blanco y verde con 2 banderas muy grandes, dirigiéndose a la mezquita para hacer la oración principal. Nosotros, sin darnos cuenta, estábamos en el medio del camino tomando fotos. Llega el primer atentado, se nos acerca corriendo un sudanés sacudiendo un palo en su mano y gritándonos en árabe, corremos y nos ponemos en el borde de la procesión, no pasa de ahí. Estamos en primera fila observando todo. Se ponen todos los hombres en un círculo, y en el centro del mismo estaban los maestros de la comunidad dirigiendo todo. El ritual consta en decir 2000 veces “NOT GOD BUT ALÁ” con un cantadito especial y un movimiento de cadera y brazos hacia adelante y hacia atrás. A lo largo de que van cantando se van emocionando y lo hacen con más entusiasmo.

Ahí viene el segundo atentado. Nosotras tranquilitas, viendo el ritual y viene de nuevo este sudanés, con el palo, a agredirnos con sus gritos en árabe. No entendemos lo que pasa y nos apartamos. Pensamos, claro, la primera vez no fue porque estábamos en el medio sino porque estábamos tomando fotos. Así que decidimos parar para que no se ofendieran y seguir viendo el ritual. Preguntamos a los sudaneses alrededor si estábamos haciendo algo mal porque había un hombre que nos vino a reclamar de manera un poco brusca, y nos informan que no, que no existe problema en tomar fotos, y que no nos preocupemos, que él seguro estaba echando broma. Seguimos observando y esta vez ya están bastante más agitados, y el movimiento y el cántico van mucho más rápido. Los maestros elevan bastones hacia el cielo al ritmo de la frase y en el medio ciertos hombres que entraban como en transe y daban vueltas y saltos como si estuviesen poseídos. En el centro del círculo sólo pueden estar hombres, al igual que son ellos los únicos que cantan y hacen el baile, y adentro la regla es pies descalzos.

Seguimos disfrutando del ritual cuando se nos presenta el tercer y, gracias a Dios, último atentado. Se nos acerca nuevamente el sudanés, muy agitado, muy rabioso, gritando con el palo en la mano, ya con intenciones de pegarnos y se dirige hacia mí directamente, yo muy asustada me aparté, pero los gritos y la histeria del hombre eran tan grandes, y sus intenciones de pegarme eran tan latentes, que Valentina y Elena me tuvieron que meter entre ellas dos, y los hombres del círculo al darse cuenta del episodio, tuvieron que acercarse a retirarlo y calmarlo. El hombre que estaba al lado de nosotras nos tradujo los gritos del hombre, y resulta ser que todo fue porque las mujeres no pueden estar en la primera fila, y yo por supuesto con el interés de ver todo muy de cerca y con la estaturita que me regaló Dios, estaba de primer chicharrón. No nos quedó otra que retirarnos hacia la fila de atrás y ver de ahí lo que faltaba. ODIO la discriminación en este país.

Todo fue muy interesante y la forma de cantar la frase era tan pegajosa que hasta hubo un momento que la estábamos repitiendo. Inmediatamente nos dimos cuenta, nos persignamos, afirmamos nuestro Dios y decidimos que ya había sido suficiente para nosotras. Otro día más de aventuras, otro día más en Sudán.